La salvación es un don de la gracia de Dios, no es por obras religiosas que podamos hacer. Debemos creer en Jesucristo y recibirlo como nuestro salvador. (Ef.1:8-10; Hch.13:48; Tit. 3:4-7)
Sí. La Biblia dice que son los únicos lugares después de la muerte. El Cielo es para los salvos y el infierno para los condenados. (Mt.25:31-46; Mt.23:33)
Orar es conversar con Dios. Nos dirigimos a él como a nuestro Padre, contrariamente, rezar se ha convertido en repeticiones de fórmulas religiosas sin sentido. La oración conocida como el Padre nuestro es realmente una oración modelo. (Mt.6:5-15)
No tenemos sacramentos. Celebramos dos ordenanzas: La cena del Señor y el bautismo de creyentes. (Hch.2:36-38; 1 Co.11:23-26)
Sí, pero según la enseñanza de la Biblia. María fue el vaso de honra que Dios usó para la encarnación de su Hijo, pero en ningún momento fue nombrada mediadora entre Dios y los hombres. (1 Ti.2:5-6; Lc.1:46-48)
Nuestra confesión de pecados es directamente a Dios por medio de Jesucristo nuestro único mediador y salvador. (Heb.4:14-16)
No. Nuestra sede es el local donde nos congregamos y nuestro único jefe es el señor Jesucristo y nuestros guías son los pastores que Él ha designado para representarlo. (Ef.4:11-16)
Es falso. Necesitamos de la obra del Espíritu Santo para ser regenerados, sin esta obra poderosa y milagrosa nadie puede llegar a ser cristiano. Además el Espíritu Santo actúa en los creyentes, santificándolos diariamente.(Ro.8:9; 2 Ts.2:13)
La Biblia enseña que los pastores pueden casarse y tener hijos. El apóstol Pablo enseñó que el abstenerse de mujer y quedarse soltero es un don especial (1 Co.7:7-9)
No, es voluntario en respuesta a la gracia de Dios. Hay suficientes pasajes bíblicos que nos enseñan su práctica aún antes de ser dada la ley. Además como judío, Jesús lo practicó. (Gn.14:18-20; Mt.23:23)
No debería serlo. Lamentablemente muchos pastores han convertido la Iglesia en una empresa lucrativa y un negocio para sí mismos. Por otra parte, las iglesias deben ser responsables de sostener generosamente a sus pastores. (2 P.2:1-3; 1 Ti.5:17-18).